Por fuera, está inspirada en la arquitectura tradicional de su isla, Mallorca. Sin embargo, por dentro, su estilo es más cosmopolita, la viva imagen de sus propietarios.
Muros de piedra, tejados de barro y un jardín mediterráneocon olivos, almendros, algarrobos y frutales. Esta casa mallorquina es el sueño cumplido de Paula y su marido. Durante tres años la han disfrutado con sus dos hijos y numerosos invitados. Pero ahora, estos perseguidores de sueños tienen nuevas metas. “Construimos una casa, la vivimos a tope unos años, la vendemos y hacemos otra”. Este es el sorprendente plan de vida que, desde hace tiempo, llevan Paula y su esposo. “Hace cuatro años y medio compramos este terreno y diseñamos la casa absolutamente a nuestro gusto. Hemos vivido aquí tres años maravillosos, pero ha llegado el momento de cambiar y por eso la hemos puesto a la venta. Le hemos echado el ojo a una finca cercana y ya estamos construyendo la nueva casa en nuestra imaginación. No lo podemos evitar”, confiesa Paula con humor.
Ella es uruguaya y su marido, británico, pero están enamorados de Mallorca y de la luz de su cielo azul desde siempre. En invierno, la estancia más acogedora es el salón con chimenea. “Aquí tenemos algunas de las piezas más queridas que nos acompañan en todas las mudanzas, como el piano de 1900 que nos regalaron cuando nos casamos... Me gusta decir que nuestro estilo de decoración escosmopolita inglés”, comenta Paula. En la cocina, cuyos muebles se han traído de Inglaterra, hay que levantar la vista y admirar el techo: “Es de vigas de roble con caña trenzada a mano, un sistema tradicional muy bonito”. Hasta el final, la voz de Paula trasluce el cariño que siente por esta casa y que solo supera la ilusión por la que vendrá.
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