Texturas abrigadas, notas en azul y rosa, y ramos de flores dan un aire invernal y cálido a este dormitorio. ¡Fíjate en los detalles y dale a tu dormitorio un look vintage lleno de color!
Cinco grandes ventanales, altos techos con vigas y un gran espacio abierto al vestidor. La arquitectura privilegiada de este dormitorio, decorado por el interiorista Eduardo Arruga en tonos neutros y con piezas recuperadas, ha sido el punto de partida perfecto para llenarlo de color sin perder calidez. Para lograrlo, hemos elegido un color con fama de frío –el azul– que combinado con rosas, estampados y texturas abrigadas, es la más cálida de las apuestas.
La ropa de cama concentra las principales notas de color. Hemos mezclado un plaid de cuadros con una manta turquesa y cojines lisos y estampados en rosa y azul. Estos dos tonos se repiten en la zona de lectura, junto al ventanal, y en los pufs de ganchillo que suman dos asientos extra donde apoyar los plaids o las mantas cuando se hace la cama. A los pies, dos alfombras superpuestas, una de fibra vegetal y otra de pelo largo, ponen la nota más abrigada al suelo de microcemento.
La cama se apoya en un tabique que no llega al techo y que, por el otro lado, incluye uno de los frontales de armarios del vestidor. Realizados a medida, su estructura es de obra pero las puertas son antiguas, recuperadas. Eduardo Arruga les dio un aspecto envejecido que encaja muy bien con los muebles de anticuario como los espejos o el escritorio.
El toque más natural viene de la mano de pequeños bouquets de rosas y flores silvestres que crean atractivos puntos de luz y de color. Además, están coordinados con los estampados florales de los cojines.
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