Además de ser un importante elemento decorativo del dormitorio, las lámparas de noche proporcionan una necesaria iluminación: para leer en la cama, para incorporarnos a beber agua por ejemplo, o levantarnos por algún motivo en plena noche sin tener que ir a tientas. No tienen porqué ser gemelas a ambos lados de la cama, ni tienen porqué estar sobre la mesilla de noche al modo tradicional.
Hay algunas cosas importantes a tener en cuenta, por ejemplo:
Cada lámpara de cabecera debe tener su propio interruptor de encendido y apagado, y opcionalmente cada uno puede ser accesible desde la cama y desde cerca de la puerta del dormitorio. Además, pueden colocarse interruptores que permiten regular la intensidad de luz, y a veces la misma lámpara cuenta con esta función. Esto puede ser muy útil para personas que por enfermedad pasan mucho tiempo en la cama y además de leer en ella también comen o ven la televisión por ejemplo.
Además, aunque sea tan obvio que parezca estar de más decirlo, es importante que los interruptores estén cerca de la almohada, que pueda accederse a ellos con facilidad, sin tener que hacer malabarismos estando medio dormido. Lo digo porque me consta que muchas personas viven con esta incomodidad permanente sin buscar una solución, que en este caso puede ser tan sencilla como utilizar un accesorio cableado, como un cable alargador.
Para la iluminación de noche es mejor evitar la luz azul, ya que se ha demostrado que suprime la producción de melatonina que induce el sueño, así que en la cabecera de la cama es preferible utilizar lámparas incandescentes de bajo consumo. Para leer se recomiendan bombillas de 40 a 60 vatios.
Si tienes el sueño ligero, será especialmente importante que haya una oscuridad total en el dormitorio cuando las luces están apagadas. Lo ideal es prever una estratificación de la luz, es decir, una luz ambiental suave en el dormitorio (iluminación de techo), y un luz más importante, articulada o no pero bien situada, en la zona del cabecero de la cama (iluminación de noche).
Para evitar las sombras a la hora de, caso más habitual, leer un libro tumbado/a en la cama, la parte inferior de la pantalla de la lámpara debe estar situada entre la cabeza del lector y la páginas del libro, a unos 20 cm. de altura con respecto a la cama, por lo que hay que tener en cuenta tanto la altura de la cama como la altura de la mesita de noche y la situación habitual del lector.
En general podemos dividir las lámparas de noche en 4 grandes grupos: Las lámparas de mesa, las lámparas de pared o apliques, las lámparas de trabajo o ajustables, y las lámparas colgantes.
1. Lámparas de mesa
Las lámparas de mesa son las más utilizadas en todos los estilos decorativos y las que ofrecen la más amplia gama de opciones decorativas, ya que pueden ser grandes y de base ancha como una damajuana, o estrechas y esbeltas, o con formas geométricas, diseños futuristas o ecológicos… las opciones son infinitas y muy variadas.
Además antiguamente se solían colocar dos lámparas iguales una a cada lado de la cama, pero ahora la decoración ya no persigue la simetría en absoluto, al menos en este sentido. Con la era del reciclaje decorativo y las tendencias retro vintage, cualquier objeto puede convertirse en una lámpara de mesa, como
una antigua cámara de fotos o un
muñeco de madera.
2. Lámparas de pared y/o apliques
Muchos diseños de lámparas de pared son articulados, tanto horizontalmente como verticalmente, permitiendo dirigir la luz al lugar deseado, así que es una opción muy flexible. Son una buena solución para las personas que comparten la cama pero apoyándose en diferentes alturas; las lámparas se pueden colocar a la misma altura y luego ajustarlas a cada persona. La gran ventaja de las lámparas de pared o apliques es que liberan espacio de la mesita de noche, llegando a eliminar la necesidad de éstas, cuya principal función muchas veces es precisamente servir de apoyo a la lámparas de noche.
3. Lámparas de trabajo o ajustables
Este grupo a su vez forma parte de cualquiera de los dos anteriores. La posibilidad de ajustar las lámparas, tanto las de mesa como las de pared, unida a las tendencias en decoración de estilo industrial y estilo nórdico, donde las lámparas articuladas como las Jielde y similares son bienvenidas en el dormitorio, han trasladado parcialmente la zona de trabajo a la mesita de noche, al menos en lo que se refiere a la comodidad de lectura y a la estética.
4. Lámparas colgantes
Las luces colgantes son una tendencia relativamente reciente, sobre todo presente en el estilo nórdico, permiten todo tipo de opciones como agrupar luces a distintas alturas, jugar con los cables, de colores por ejemplo, como parte de la decoración… este tipo de luces también son una solución a los espacios pequeños donde no hay sitio suficiente para una mesita de noche. Hay que procurar que proporcionen una luz difusa y no son tan ideales para leer como las orientables, pero a cambio dan mucho juego decorativamente hablando, por eso son habituales en los hoteles de lujo y hoteles con encanto, como el
HM Balanguera en Palma de Mallorca, España, o el
Hotel Wiesergut en la localidad austriaca de Hinterglemm.
¿Cuál es tu lámpara de noche ideal?