El orden y la limpieza son imperativos a la hora de recibir las visitas. Un dormitorio regido, ventilado, que huela bien, es clave para que la casa cobre más valor. El efecto que se desea conseguir es que al abrir la puerta de la habitación, se respire un ambiente acogedor y plácido. El dormitorio no siempre es el cuarto más luminoso de la casa, por ello es muy importante potenciar la luz, porque una estancia luminosa siempre lucirá mejor que una con poca luz natural. Es mejor optar por pocas piezas pero bien escogidas que no saturar el espacio, que siempre se verá más desordenado y caótico. Inspírate en nuestros mejores vídeos para lograr el dormitorio perfecto.
La cama es el elemento central y debe ser confortable y decorativa. Enmarcarla con un cabecero siempre vestirá más y mejor el dormitorio. Y si cuentas con espacio, ¿por qué no apostar por una estructura con dosel? Regalan elegancia y un punto de romanticismo vintage, sobre todo si la vistes con unas caídas vaporosas que suavizan y dulcifican la estructura de la cama.
Los colores neutros son atemporales y un gran aliado para los dormitorios, porque en sus matices más suaves crean atmósferas serenas que invitan al relax. Pero el color no está reñido con esta estancia, siempre y cuando el conjunto sea armonioso. Así, al blanco o gris se suma la amplia gama de tierras y beige, a prueba de gustos. Tus visitas pueden ser variopintas y se trata de gustar al máximo número de personas para añadirle valor a tu vivienda a través del dormitorio. Juega con pequeñas pinceladas de tendencia, para que esté al día, como algún cesto de mimbre para poner los cojines o un espejo con marco artesanal, práctico y decorativo.
¡Ah! Y cuida la iluminación, que sea agradable y versátil, que se pueda ajustar la intensidad según los usos. No necesitas la misma luz para vestirte que para leer o para relajarte antes de acostarte. A la cuestión práctica se suma la estética, y es que si bien los focos empotrados son funcionales, las lámparas decorativas visten más el dormitorio.